Cuando el Director del observatorio llegó a su despacho, los investigadores del turno de noche no se habían marchado todavía. El fermento era grande, y sus compañeros del turno de día, que se dedicaban a la elaboración de datos, estaban igualmente excitados.

El secretario de dirección tomó la palabra, cortándole el paso al Director. Que se hubiera detenido de todos modos, curioso por el revuelo que se notaba hasta desde el aparcamiento.

-¡Una nave espacial viene hacia nosotros!- dijo. Fue el pistoletazo de salida. El Director se quedó sorprendido, pero aún más atónito por la reacción de la masa de los investigadores. Era una persona fría. Muy fría. Anglosajón, si se me permite la expresión. Pero en sus entrañas notó cierto revuelo. A lo mejor era el cappuccino de la mañana, debería dejarlo. O a lo mejor era la emoción de un posible encuentro con extraterrestres. Quién sabe.

-Me alegro, pero nada de descorchar champagne hasta que hayan aterrizado y no nos hayan freído los sesos con rayos de energía- les dijo, levantando un poco la voz. -Seguiremos el protocolo. Reunión del comité en mi oficina.-

Efectivamente, existía un protocolo hasta para esa eventualidad. Y había que respetarlo. Dan, el secretario, demostró su eficiencia, y en pocos minutos el comité estaba operativo.

-¿Donde se encuentra la nave extraterrestre?- preguntó el Director.

-A casi 900 años luz de la tierra- le contestó Mary Lou, una de las analistas más brillantes.

El Director se quedó boquiabierto. Los presentes no entendían la razón de tanta sorpresa ni por qué el Director no estaba demostrando un mínimo de excitación. -Vamos a ver- dijo finalmente. -Es decir que podemos esperar su llegada dentro de 900 años…-

-Eso sería si viajara a la velocidad de la luz. Pero en realidad está viajando más rápido.- El asistente de cálculos no ocultaba su excitación. -Mi equipo ha calculado que se está moviendo a una velocidad que es 20 veces la velocidad de la luz. Es decir que podemos esperar su llegada dentro de 45 años…-

45 años. Casi nada. Para él, que tenía 25. El director había pasado los sesenta, con lo cual la cosa no le hacía especialmente feliz. Además, muchas dudas le rondaban por la cabeza. Las expuso de forma esquemática.

-En primer lugar, no sabemos si los cálculos de la velocidad real de veinte c son correctos, ¿cómo habéis podido efectuarlos en tan poco tiempo?-

-Fue muy sencillo, una vez individuada la posición fuimos a buscar en el archivo las señales grabadas y las comparamos con la presente. Los datos están confirmados.-

-Pero con un margen de error que supera el 50%. Yo no quiero echar agua al fuego, me encanta veros tan excitados, y yo también lo estoy- algunos de los que estaban presentes se pusieron a reír en voz baja -pero tenemos que ser realistas. ¿Qué os hace pensar que se estén dirigiendo aquí?-

-El recorrido es lineal, y está apuntando clarísimamente hacia aquí- afirmó tajantemente Mary Lou. -Estoy convencida que dentro de nada tendremos que prepararnos para un encuentro con una nave extraterrestre.-

Puede. Pero el Director tenía un presentimiento. Algo no le convencía. Los datos corroboraban. Pero… llamémoslo instinto.

A 900 años luz de distancia, el copiloto Dryzyc avisó a su piloto, Pryxyc.

-Ten cuidado- le dijo. -La dirección de carrera nos ha dicho que tenemos que girar a la altura del tercer planeta de la estrella Sol. Haz bien tus cálculos y toma bien las medidas, que la última vez acabamos destruyendo el planeta de giro y perdiendo la carrera.-