En el vivo del partido…

El partido

Su primer tiro llegó a pocos metros del green. No me sorprendió, Gordon tenía mucha práctica con este juego. En cambio, me sorprendió mi tiro, que llegó a una decena de metros del suyo.

-No está mal para un principiante- me dijo, dejando entrever cierta decepción.

Eso también me pareció extraño. Un jugador, incluso un deportista, por competitivo que sea, debería admirar las proezas del contrario. Y la mía, hablando sin falsas modestias, era precisamente una proeza. Por ser la primera vez que agarro un palo, llegar donde había llegado era un gran golpe. Y, en fin, era solo un juego, no había razón de tomarse las cosas tan a pecho.

Así se lo dije a Gordon.

Y así, mientras nos acercábamos a nuestras ‘bolas’ me di cuenta de que me equivocaba.

-Este juego es el juego de la vida- me dijo. No le entendía, pero tenía que tirar otra vez, ya habíamos llegado a la altura de mi bolita. Intenté concentrarme pero la falta de práctica me hizo cometer un error, muy común entre los principiantes, y vi como la bolita botaba en el green para acabar en el bunker a pocos metros de distancia. Gordon, en cambio, con un golpe magistral colocó la bolita a pocos centímetros del hoyo. Me congratulé con él.

-No hace falta, querido. En breve me maldecirás por este buen golpe.- Exagerado, pensé.

Con el tiro siguiente conseguí llegar a green, nada mal. Podía cerrar el hoyo en par. Pero Gordon jugaba con ventaja, y no falló el birdie. Había ganado el primer hoyo; todo según guión, lógico. Pero no me esperaba lo que iba a pasar justo después.

No me esperaba que mi pelotita me mordiera.

Cuando oió mi grito, Gordon se dio la vuelta instintivamente, y me miró compasivo. –Tranquilo- me dijo.- Duele siempre un poco la primera vez, pero luego uno se acostumbra. Ahora sí te puedo explicar todos los trucos del juego, incluso porque creo me queda poco tiempo de vida.-

Era una declaración muy contundente, pero el mordisco de la bolita me había dejado aturdido, no sabía si por el susto o por las eventuales consecuencias. ¿Era venenosa? ¿Era dañina de alguna forma para el hombre?

-Ambas cosas- me dijo.

Y sus enigmáticas afirmaciones empezaron a tomar forma.