Segunda entrega del MiniSerial.

El juego

Había oído hablar de este juego. Ilegal, cierto, por nada peligroso. Quizás era ilegal sólo por culpa de las apuestas, que acompañaban siempre los partidos, y de las que el gobierno no había conseguido todavía sacar su provecho.

Era inevitable que las apuestas fueran parte integrante del juego. Squeeze deriva del antiguo juego llamado golf, al que era arraigado el espíritu de competición y, por consecuente, el espíritu de apuesta, en perfecto estilo inglés del siglo XX.

Sin embargo, y a pesar de mi gran experiencia como jugador, no sabía mucho de ese Squeeze. Quería documentarme, pero pensé bien de evitar los canales convencionales y las preguntas directas. Sabéis como funcionan estas cosas. Uno va por la calle preguntando cómo se fabrica una bomba atómica, y las autoridades enseguida piensan que quieres fabricar una.

Entré en la web antigua, evitando ponerme el casco con las conexiones neuronales, y empecé a explorar por líneas generales. Juego, apuestas… una infinidad de enlaces, aunque la tecnología de Internet haya sido abandonada hace muchísimos años. Sólo habían quedado, enganchados a este sistema del pasado, una plétora de emarginados sin familia y sin ley. Justamente los que andaba buscando.

Pero nada. Ni una mención. Un enlace involuntario, una conexión olvidada, un fragmento, una clave para conseguir individuar el objetivo…

Hasta que se me ocurrió una idea.

Efectué una búsqueda con una sola palabra-clave: golf.

793 enlaces: no eran muchos, al fin y al cabo, ya que los actuales navegadores de Internet no eran potenciales clientes de golf clubs y afines. La mayor parte de los enlaces estaban rotos, no llevaban que a callejones sin salida, pero contaba con que yo, desde siempre, he sido un hueso duro de roer para la ley de Murphy. La suerte me acompaña siempre. Por ello me fueron suficientes tres intentos.

Hay quien habla de suerte. Yo prefiero definirla demostración. Prueba del hecho que, cuando uno nace jugador, se ve. Y eso que hubiera podido esperar al día del partido para que mi adversario me instruyera.

Toda la información que me interesaba estaba condensada en pocas líneas, en un sito humorístico anti-golf, con una redacción de estilo muy americano, que se llamaba Anti-Golf Y Relacionados Según Max Plancks. Es increíble la cantidad de información seria che se puede encontrar en una página Web humorística.

En un momento dado, el autor mencionaba al Squeeze, considerado como una desviación del noble (o, en ese caso, ignominioso) deporte del Golf. Hablaba de ello como de un juego muy peligroso, probablemente importado de algún mundo alienígeno con la colaboración del gobierno americano, en el que se consigue dar un poco de movimiento a este juego estático y para subnormales gracias al hecho que las bolas no se quedan nunca paradas, al no ser que quieran hacerlo, y el jugador está obligado a prever también el movimiento de la bola antes de golpearla.

Como descripción no era gran cosa, pero era un paso adelante. Hasta ahora, lo único de lo que me había percatado era que se trataba de un deporte prohibido, prácticamente tabú. No soy un gran aficionado al golf, puede que no fuera la persona más adecuada para competir seriamente. Pero los desafíos han sido siempre fascinantes para mí.

Conseguí encontrar también otra página web, en la que se podía leer una descripción sumaria de las reglas del Squeeze. La mayor parte de ellas eran iguales a las del golf. La peculiaridad que más me chocó fue que era imposible retirarse hasta el último hoyo, aunque la modalidad de juego previera un solo ganador en cada hoyo (en caso de empate sería necesario volver a jugar el hoyo).

Había luego otro punto algo oscuro, relativo a la “elección de la bola”. El reglamento sólo decía que había que elegir la bola, y añadía dos palabras sencillas: BUENA SUERTE. Lo cual significa que la elección de la bola es fundamental. Pero por como la frase estaba escrita parecía casi que fuera la pelota quien eligiera el jugador, no el contrario. Quizás un problema de traducción. De todos modos, un elemento más que aclarar con mi compañero de juego.

Por lo que concierne los campos, bueno, la cortina de humo se podía palpar. Empecé a pensar que todo había sido calculado con gran sabiduría y habilidad, este decir y no decir, crear zonas de sombra para despertar interés y expectativa… en estos casos ordinariamente la realidad se demostraba ser decepcionante.

Cuando me fui de la Taberna del Viajante, donde había ido para conectarme, no hacía mucho frío. Era una jornada que podríamos definir primaveral.

Sin embargo, aún no conseguía controlar los escalofríos que recorrían mi cuerpo.