Este relato es tan corto que no voy ni a abrir una nueva página para ello, os lo dejo seguidamente.

Espero os guste.

PROTEGER

Eran momentos difíciles, entonces, a principios del Siglo XXI. La crisis económica había desatado monstruos que se creían extintos hace decenios. El desconcierto era tan generalizado que hasta cuando alguien decía algo sensato, muy pocos le hacían caso.

El modelo económico occidental, basado en el consumo, se había derrumbado. El modelo asiático-comunista, basado en el aprovechamiento de los trabajadores por su propio bien, sufrió la misma suerte poco después. Ya no se sabía qué producir para ganar dinero. Faltaban ideas, faltaba fantasía.

Cuando alguien tenía ideas, tenía fantasía, entonces, en lugar de ser visto como el posible salvador de la especie humana, se convertía en amenaza.

Era el caso de Mario Antonini, un ingeniero italiano que vivía en un pueblo en las afueras de la ciudad de Módena, rodeado de cultivos de maíz y trigo.

Mario tenía una gran imaginación. Y muchas ideas. Lo cual le convertía en un ser muy, muy peligroso. Consciente de sus calidades, y de los riesgos que suponían por su integridad física, concentró sus esfuerzos en protegerse. Ideó elementos automáticos de detección de intrusos, defensas de reflejo que se activaban en caso de necesidad, hasta un sistema de protección contra misiles teledirigidos.

Su casa se convirtió en un fortín inexpugnable. Su éxito fue tan rotundo que al final se convirtió en prisionero de sus mismos inventos.

Antes de morir de inanición escribió en un papel, que fue encontrado un siglo después, cuando las defensas sin mantenimiento empezaron a derrumbarse, un frase tragicómica.

-Lo mejor de todo- escribió, ya casi sin fuerzas -es que todavía no he tenido tiempo de inventar algo que valiera la pena custodiar con tanto esmero.-