Brunner siempre ha sido uno de mis autores preferidos. Su estilo, más de speculative fiction, me ha siempre cautivado hasta el punto de llegar a comprar un Urania de los suyos (en Italia se publicaban en quioscos con cadencia quincenal), llegar a casa por la tarde, meterme en la cama y no dejar de leerlo hasta que se acabara, a las dos o tres de la noche.
Y el día siguiente volver a leerlo.
No es el caso de Crisol.
Una ciencia ficción más hard, a menudo comparada con el ciclo de Heliconia de Brian Aldiss. Curioso. Entretenido. Largo. Complejo.
Pero, a mis ojos, definitivamente NO John Brunner. Me quedo con todo lo demás.