Relatos de Ciencia Ficción

Mes: abril 2012

Aficionado a la ciencia

Este será mi gran invento.

Mis descubrimientos anteriores habían representado nada más que éxitos parciales. Aquella vez que construí un reactor nuclear e intenté cebarlo con la cal de las tuberías en lugar de utilizar uranio enriquecido: ¡qué ahorro! ¡Y qué limpio! Pero inexplicablemente los rendimientos no fueron los esperados. O también aquella vez que intenté potenciar la luz de una cerilla para generar un haz de fotones, cuando prendí fuego a las cortinas del cuarto de estar. Fue sin querer, y el haz de fotones me dio en toda la cara cuando mi esposa Rosita se enteró. Se le cayeron los pétalos y sólo le quedaron las espinas.

Pero esta vez he dado en el clavo.

Generaciones y generaciones de frikis adictos a la ciencia ficción (hay también frikis adictos a otras cosas, aunque sean minoría) me van a agradecer toda la vida por este invento, sueño y delicia: el teletransporte.

Muchos no lo creen posible. Muchos más siguen siendo escépticos. Todos ellos se enterarán dentro de poco. Estoy preparando la prueba general, y tengo que actuar con rapidez si quiero evitar la vuelta a casa de mi Rosita.

Rosita enseña cibernética en la Facultad de Ingeniería; sabe mucho y, a pesar de ello, es escéptica. Cuando, al quedarme sin trabajo, dediqué más tiempo a aquello que hasta ahora había sido una mera afición, se lo tomó mal. Lo considera una pérdida de tiempo. Cambiará de idea cuando vea la cantidad de dinero que voy (vamos) a poder ganar gracias a este gran invento.

Está claro que la idea del teleransporte para aterrizare en planetas desconocidos no va más allá de la ciencia ficción clásica, empezando por Star Trek y siguiendo por un sinfín de series televisivas y novelas. El atajo clásico para evitar la complejidad de los aterrizajes en lugares desconocidos.

Pero cuando la serie original de Star Trek empezó a proponer este método de transporte los satélites geoestacionarios no se habían inventado todavía. He aquí el punto fuerte de mi método de teletransporte. Hoy en día los GPS pueden definir una posición con una precisión de milímetros. Así que puedo disponer de un marco de referencia seguro para el punto de llegada.

El único vínculo consiste en conocer las coordenadas del punto de llegada; si me equivocara, el objeto teletransportado podría llegar quien sabe dónde. Tuve que diseñar un programa específico para gestionar esta información e integrarla con la información de la altitud: por una parte hace posible situarse en las mismas coordenadas en un piso específico de un bloque, por ejemplo; y por otra parte evita hundirse o fundirse en el asfalto de una autopista.

Parece funcionar todo bien. He organizado mi laboratorio de ensayo en el garaje, he probado el sistema con una barra de pan, y he conseguido teletransportarla a la cocina (lo cual me hace pensar también en las posibilidades de aplicación para los supermercados y las tiendas en Internet con entrega a domicilio). Es cierto, apareció algo más chamuscada y humeante que cuando la puse en el círculo de teletransporte. Pero sólo se trata de ajustes necesarios. Los frankfurt no se quejaron, y llegaron en su justo punto a los platos de los comensales.

Llamé al perro de mi esposa, Danko, un labrador inteligentísimo y cariñosísimo. No me quedaba mucho tiempo, ella volvería de la universidad dentro de poco y necesitaba probar los nuevos ajustes con algo vivo.

Danko llegó corriendo, y me dio un lametón en la cara, como de costumbre. Se lo expliqué brevemente. -Tienes que ponerte aquí sentado, en este círculo- le dije. -Notarás cómo una especie de cosquilleo y de repente te encontrarás en la cocina de casa, donde un paquete de galletas de las que te gustan te está esperando.- Si funciona con Scooby Doo…

Se sentó donde le dije, obediente como siempre.

El ordenador estaba encendido. Di paso al escáner tridimensional, que digitalizaría al perro para transferirlo de inmediato y reconstruirlo en el punto exacto que las coordenadas indicaban. El sistema era suficientemente rápido, y además al construir el esquema vectorial había introducido un sistema de compensación para eventuales movimientos del sujeto, del perro en este caso.

Una vez acabado el escaneado el perro desapareció. En la pantalla se veía la barra de progreso y la escrita “transfer in progress”. En este mismo momento escuché el coche de mi Rosita: acababa de llegar, y en el peor momento. Abrí la puerta del garaje para evitar que utilizara algo eléctrico que podría provocar interferencias.

-Hola cariño- dije poniendo cara de angelito. Como si picara.

-¿Qué has hecho?- me preguntó a quemarropa. -¿Otro de tus experimentos inútiles?-

-Este invento no es inútil, y podría revolucionar al mundo del transporte, y hacernos indecentemente ricos.-

-Me gusta la idea, pero creo entenderás mi escepticismo. ¿Estás haciendo pruebas?- Estaba mirando la pantalla del ordenador, dónde  la barra de progreso se encontraba en la misma posición en la que la había dejado poco antes.

-“Sistema de teletransporte intraplanetario”- leyó. -Suena bien. Altisonante. Orgulloso.- Yo ya estaba sonriendo: por fin algo que le estaba interesando. -Y parado.-

-¿Parado?-

-Sí, ¿ves?- Intentó mover el cursor del ratón, pero sin éxito. El ordenador no daba señales de vida. -Me temo que se ha colgado, espera unos minutos y si sigue sin responder haz un reset.-

Me había quedado sin aliento.

-Voy a ducharme, ha sido un día duro. Nos vemos luego y me cuentas, ¿vale?- Me dio un besito y entró a la casa. Se asomó enseguida. -¿Has visto a Danko? No ha venido a saludarme…-

-Estará por allí- le mentí a medias. Danko está por allí, efectivamente; el problema es que no sabemos qué significa “allí”.

Me dejé llevar por la rabia y el sentimiento de culpabilidad.

Justo en medio del proceso.

-¡Maldita sea! ¿Por qué he usado un ordenador con sistema operativo Windows para hacer funcionar el programa de teletransporte?-

Esperé que el sistema se consiguiera restablecer él solo al resetear.

***

El perro Danko se sentía raro. Era como si se encontrara suspendido en el limbo.

“Eso pasa por ser el mejor amigo del hombre. Y eso que el tío me caía bien. No debería haberle hecho caso cuando me llamó, podía fingir dormir como cuando me llaman para bañarme.”

Flotando.

“Si bien me parecía estar todo en orden; el transmisor, las frecuencias, las coordenadas (a lo mejor hubiera preferido aparecer cerca de la perrera, no me hubiera desagradado aparecer así de repente para impresionar a alguna perrita).”

Flotando más.

“El tío se lo había currado. Si solo no hubiera utilizado un ordenador con sistema operativo Windows…”

Y, de repente, desapareció.

Relato ganador en el I Certamen Literario ACLBS

Estoy muy feliz por haber ganado el I Certamen Literario organizado  por la Asociación Cultural de Les Botigues de Sitges con mi relato Como perder el apetito,  en la categoría relato senior.

Y cómo no puedo esperar la publicación del libro del Certamen, podéis leer mi relato seguidamente.

COMO PERDER EL APETITO

Es mi noche. Mi corazón late siempre más acelerado: la emoción, la expectativa, la curiosidad, las ganas. El hambre.

Cuando te mueves solo de noche, ya que la luz del sol te mataría, aprendes a identificar enseguida a tus objetivos. Allí esta, en la barra del bar, sorbiendo su Bloody Mary. No hay duda. Es mi cena.

Me acerco, me deshago con una sola mirada de la competencia que estaba charlando con ella, y la observo. Nuestras miradas se cruzan, y no hace falta que me empeñe excesivamente. Ya es mía. El puro humano que estaba hablando con ella ya se ha marchado, a cazar una presa más fácil. Esta es mía. Mía.

-Buenas noches- le digo. Intento que mi acento del este europeo se note lo justo para introducir esa nota de seductor misterio. Siempre funciona.

-Eso espero- me contesta. Lo mismo pienso.

-A lo mejor te gustaría más la compañía de alguien un poco más maduro que ese jovencito-. No voy más allá. Ella también parece estar en los cuarenta, pero queda muy feo decírselo a una chica. Y yo… bueno, ya voy por el quinto siglo, con lo cual lo de maduro encaja conmigo.

Sonríe. La tengo. Empezamos a hablar.

-¿Profesora? Interesante. Y ¿qué enseñas?-

-Literatura gótica y monstruos en la mitología.-

-¿Monstruos? ¿Cómo los vampiros?- Sonrío débilmente, no me gusta dejar entrever mis armas antes del tiempo, la comida huye.

Ella sonríe más, pone su brazo alrededor de mi cuello y me susurra al oído -no crees realmente en los vampiros, ¿verdad?-

-¿Y tú?-

Acerco mi boca a su cuello, pero ella de repente se separa para volver a su Bloody Mary. Y rompiendo la magia. -Los vampiros son una metáfora para explicar todo aquello que la gente no entendía debido a sus conocimientos limitados de medicina en las épocas pasadas.- Y acto seguido empieza a explicarme una infinidad de enfermedades de la época victoriana, con todo detalle. En algunos casos hasta acertando, bien lo puedo decir yo que he estado allí.

Es increíble. Basta con que me acerque un poco más para que vuelva a empezar. Estoy dudando de la bondad de las profesoras, igual por eso tienen tan mala fama. -Cómo la literatura reflejaba entonces la represión sexual de esa era, el monstruo era a menudo personificado por la esposa o por el vecino, transformados de inocentes a bestias.- Y así, más y más.

Estoy a punto de cerrarle la boca de alguna manera (nunca había encontrado una víctima humana tan habladora) pero me lo pienso bien y le digo -¿quieres comer algo?-

Ella suspirando admite: -estoy hambrienta, el aperitivo me ha abierto el apetito.-

-Conozco un sitio aquí cerca.-

-Mejor mi casa, también está cerca.- Cierto. Mejor. Un ataúd de hace seis siglos no es lo mejor de lo mejor cuando se trata de invitar a una chica.

Llegamos muy pronto.

La tengo cautivada, emborrachada por mi magia. No puede escapar.

-Me sorprende que te gusten tanto los mitos acerca de los vampiros. No lo hubiera dicho.- No, por favor. Basta ya de charlas. Tengo hambre. La tensión sube por momentos.

-Siéntate, voy a prepararte algo para beber.- Como si tu sangre no fuera suficiente.

-Pero no me has dicho todavía si crees en los vampiros- me dice. ¡Qué sencilla!

-Efectivamente, tengo razones para creer en ellos; a lo mejor podría hacer que cambiaras de idea…- Su aroma se está haciendo más intenso. ¿O es mi imaginación?

-Entonces creerás también en brujas y werewolves, supongo.-

-¡Claro que no!- Adorable estúpida. -Ni tu tampoco. Como acabas de decir, los hombres-lobo son una metáfora para…-

Aparece, irreconocible. Cubierta por un pelaje canino, su cara transformada en un rostro afilado, sus colmillos más grandes y fuertes que los míos.

-Nada de hombres-lobo. Estoy hablando de señoras-lobo.-

En ese instante me doy cuenta que su cena soy yo.

 

Espero os haya gustado.

Scribd

Os recuerdo que es posible seguir también mi perfil en ScribD. No es que sea necesario porque lo que publico en ScribD lo publico también en el blog, pero me hacía ilusión deciroslo…

Steampunk

Lo he intentado.

«No puedes ignorar una parte tan novedosa de la ciencia ficción como el género Steampunk» me dije.

«Pero si ya el Cyberpunk era insufrible para mi, aguanté a duras penas Neuromante» me contesté.

«Inténtalo» me ordené.

Lo intenté con La Máquina Diferencial, de Gibson y Sterling. No pude con la máquina, ni con Gibson ni con Sterling. Abandoné después de menos de 50 páginas. Como siempre que discuto conmigo mismo, tenía razón y estaba equivocado a la vez.

A algunos les gustará, allá ellos. Yo prefiero la SF especulativa o clásica, los relatos breves a los que el grande Frederic Brown me inició… Y con esos voy a seguir!!!

Relato en La Cueva del Lobo

Mi relato «Semillas de otoño» ha sido publicado en la web LA CUEVA DEL LOBO, dentro del marco del IV Concurso de Ciencia Ficción.

Espectacular la foto que acompaña el relato, me gusta mucho y es adecuada para el tema: hay que sembrar con fe, a veces se recogen frutos aunque no sea la temporada más adecuada. Con permiso de Vladimir, aquí os dejo también la foto.

Squeeze en No Tan Flash

Para aquellos que no han leído los miniserials, los estoy publicando en un solo archivo en el apartado de No Tan Flash.

En este caso se trata del relato Squeeze, del Ciclo de la Taberna.

En cuanto a los otros dos mini-serial, del Ciclo SSA, no se publicarán en No Tan Flash, sino en la versión PDF del Ciclo SSA, disponible en breve en Scribd (y en el blog mediante el visor, claro está).

Causa. Efecto en un solo archivo PDF

Lo podéis leer online, descargar, imprimir…

Y no sólo en este post: lo vais a encontrar también en la página de Publicaciones

[scribd id=88345320 key=key-1yt26uf40ohgeyiljpe5 mode=list]

Espero que os guste!!!

miNatura está de enhorabuena

Y no es para menos.

La revista miNatura ha sido proclamada ganadora del SciFi World al mejor fanzine, en la primera edición de sus premios, tal como se puede leer en el blog de la revista.

Por mi parte quiero agradecer a Ricardo Acevedo & Co. el gran trabajo que están haciendo, al que he contribuido con algunos relatos «muy flash». El número más reciente de la revista marca también un cambio al introducir elementos gráficos novedosos.

Cronauta

Cómo introducción a mi libro-juego X Legio escribí un relato breve, que luego maquillé un poco para el primer volúmen de Misma Tierra Nuevos Horizontes.

Aquí lo tenéis.

Me piden que haga un poco de historia… ¡historia!

Como si fuera posible, como si existiera un antes y un después, como si pudiéramos distinguir, con claridad, quienes somos, adonde vamos, a quien encontraremos en unos minutos, paseando por la calle.

Pero sí, es posible. Para Ustedes, señoras y señores, que todavía podéis vivir, atrapados por el antes y el después, palabras bellas, bellísimas, que recuerdo haber vivido yo también, en mi infancia.

Ahora, como cronauta que soy, carecen de sentido a mis oídos, pero no siempre he viajado en el tiempo. La línea temporal era entonces muy sencilla: una línea recta, que unía dos puntos; el momento en que me concibieron, a la izquierda (me refiero a la izquierda de la escala temporal) y el momento de mi muerte, a la derecha. Allí, entremedio, la vida se iba desarrollando. Entre lágrimas y alegrías.

Luego, un día me enrolé. Parecía un trabajo interesante, para un historiador como yo era. Poderse olvidar de bibliotecas y textos de dudosa autenticidad, y poder VER a la historia, cómo se desarrollaron los hechos, como un personaje más.

En algunos casos, cuando mirábamos a hechos históricos, decíamos mis colegas y yo: “¿de donde habrá salido tanta gente?”. Ahora sé la respuesta. Éramos nosotros, los historiadores, presentes, en momentos clave, en las revoluciones… pero bueno, no debo de contaros esto, sino algo más interesante para vuestra historia.

Vamos a hablar de: futuro.

El futuro de la humanidad, y el futuro próximo a las fechas en las que os estáis moviendo, siglo más, siglo menos. Los alcances tecnológicos. Los éxitos. Los fracasos. Me dicen aquí que los fracasos mejor no. Pues bien.

Viajes espaciales, un poco más allá del sistema solar. Año… no os lo puedo decir, no quiero alterar el curso de los eventos. Ya sé, suena un poco a “si te lo dijera tendría que matarte”. Lo mismo da, para Ustedes no ha ocurrido todavía; para mí es historia. Pero sí, la humanidad por fin consigue cruzar el umbral de su propio, mísero sistema estelar, llamado con cierta presunción “solar”. Se va, se va, se va, y empieza a conocer nuevos mundos.

¿Cómo lo consigue? Pues yo miraría un poco las viejas series de Ciencia Ficción (para Ustedes posiblemente sean nuevas), estoy convencido de que más de un colega mío ha ido por allí soltando pistas. No se podría hacer, pero ya se sabe, el hombre es el hombre, la tentación es fuerte y si no te están mirando…

Lo que es un poco diferente con respecto a las varias series de ciencia ficción es que el hombre desde el principio se encuentra muy solo. Descubre planetas habitables, algunos de ellos peligrosos, pero descubre también que el ser humano es la criatura más inteligente de la galaxia.

¡Quien lo hubiera dicho! Tantas décadas encontrando en la ficción razas muchísimo más avanzadas que la terrestre, y ahora, cuando se llega a la prueba de la verdad, nadie consigue ganarle al hombre.

Errores, muchos; excesos de confianza, más aún. La raza terrestre los ha pagado todos, y a caro precio. Tenía que aprender. Cuando lleguéis a verlo tan claro como yo, que no tengo las ataduras del tiempo, podréis entender las razones.

Mientras tanto, mejor sería echar un vistazo a cómo se ha desarrollado esta primera fase, que los historiadores del tiempo (todavía no existían los cronautas) definieron de “conquista”. Ridículo. Intentar aplicar a toda la galaxia unos criterios de comportamiento (militares, estratégicos, económicos, virtuosos, viciosos…) cuyos límites ya se habían demostrado en el planeta de origen. Luego, alguien se quejará si a los terrestres se les llama “los grandes recicladores de ideas”. Mucho les costó sacar algo nuevo de la chistera. Algo que cambiaría el curso de la historia.

Esto no se acaba aquí, sólo es el comienzo.

Ah, se preguntarán Ustedes que por qué hablo de vosotros terrestres. ¿Es que no soy humano?

Bueno, tengo que contestar si y no a la vez. Me explicaré. No quiero adelantar acontecimientos, pero cómo les voy a hablar de épocas muy lejanas no voy a influir en la historia actual para Ustedes, la historia del siglo veintiuno, la pre-historia por así decirlo, ya que no había viajes interestelares ni contactos con otros mundos.

Lo que en vuestro tiempo no se sabe y sólo se imagina – o se sueña – para nosotros es pasado. Es bueno que sepáis que el hombre llegará un día a las estrellas. Se hará viajero. Y conquistador. Es bueno saberlo, previene el lógico desánimo; no lo vais a ver, ni a vivir, pero ocurrirá.

Y en toda la galaxia el hombre llevará su palabra; su historia, para repetirla una y otra vez, con sus errores, con su patrón constante y cansino. República, Democracia, Monarquía, Oligarquía, Anarquía… cambian los planetas, cambian las formas exteriores de manifestación, pero el hombre no cambia. Siempre el mismo. Obstinado. Ciego. Tonto.

El hombre acabó – acabará – extinguiéndose, como la llama de una vela gastada; y dejó – dejará – un legado. Una advertencia dirigida a todas las especies libres que pueblan la galaxia. Aprended de nuestros errores.

Esta es la razón por la que me hice cronauta. Y asimismo es la razón por la que los cronautas son tan importantes en mi tiempo. El hombre tropieza mil veces en la misma piedra. Otras especies, no. El hombre tenía – tiene – unas características que le hacen único, a pesar de esta tozudez en ocasiones irritante. Ninguna otra especie podrá hacer lo que el hombre hizo, ya que, simplemente, el ser humano es único. Su manera de conjugar estupidez y genialidad no tiene punto de comparación en ninguna especie conocida. Ni por conocer, creo yo.

El hombre es un campo de estudio fascinante. Ya no hay humanos, a veces corren rumores de que se ha visto alguno de ellos, pero se trata más bien de leyendas urbanas. Los modernos hombres de las nieves.

Su huella, la huella que dejó – dejará – en los mundos habitados y por habitar es – será – imborrable. Y todas las especies, por enemigas que sean de los terrícolas, lo han de reconocer. Así que, bueno, no soy humano. Pero por algunos aspectos me siento humano; y no solamente por ser cronauta, todas las especies de mi tiempo tienen una deuda con los seres humanos. Una deuda que ya no se podrá pagar. Se puede observar, pero no cambiar el pasado.

Así que… gracias, humanos. No os olvidaremos.

© 2024 Foxx SciFi

Tema por Anders NorenArriba ↑